Ya no lo soporto más. Todos los días me siento un poco peor (o un poco mejor). Los recuerdos invaden mi memoria, es imposible sobrevivir en esta jungla de traición, de dolor, de tan poca frescura. No puedo olvidar nada, y la culpa invade a mi solitario y vacío ser, llenándolo de lágrimas que se deslizan por mis mejillas como una mariposa lo hace por una flor. Siento que todo lo vivido se perdió aunque a veces reaparezca. Los recuerdos invaden mi memoria, la rellenan con episodios que jamás olvidaré: la piscina en verano, mi abuelo, los regalos de mi abuela, las hojas de otoño cayendo y ver el tiempo pasar. Es imposible no derramar lágrimas pensando en esto.
¿Qué tan fácil es decir bien estando mal? Aparentarlo todo cuando no hay nada, cuando hay sol también hay lluvia, es que hay cosas que jamás se pueden olvidar, que aún no han muerto por eso.
Sólo necesito tiempo!