Igual es esta maldita sensación de que yo siempre fui un paso por detrás de ti. Que realmente era por delante. Pero salía perdiendo. Sabiendo que hicieras lo que hicieras, yo siempre estaría ahí. Podías aparecer y desaparecer según te apeteciera que ahí seguiría yo. Supongo que fue por esa espiral que conseguías en mí de siempre querer un poco más. De tu manera de hacerme temblar solo con escuchar tu voz. De pensar las veinticinco horas del día en ti.
Igual fueron esas promesas de aire que nunca llegaste a cumplir. Igual tu forma de hablarme cuando ya casi no te esperaba. Cuando veías que me alejaba un poco más. Para que me volviera a quedar sin poder escapar. De tu puto imán.
Igual tuve que alejarme yo y cerrar alguna vía, para darme cuenta de que no tenía ganas de volver a buscarme. Y aún así, en el fondo siempre me queda la esperanza de que algún día te des cuenta y lo hagas. Y mi cabeza intenta convencerse de que será tarde y me dará todo igual. Pero sé que no, Igual...igual lo que pasa es que me enamoré de ti.
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